Mi interés por participar en este simposio parte de preguntarme acerca de cómo los encuentros de trabajo, los diálogos e intercambios de escrituras con mi directora, los debates con otrxs investigadorxs (en jornadas, congresos y en talleres del doctorado) y compañerxs acompañan y posibilitan un doble proceso de familiarización y desfamiliarización, para lograr producir una pregunta antropológica.
Nuestras investigaciones antropológicas comienzan con la planificación de un minucioso trabajo de campo. Situamos el problema en un contexto, identificamos objetivos, enunciamos una hipótesis de trabajo y abordamos el análisis a partir de observaciones y entrevistas con nuestros interlocutores. Esto puede incluir, a veces, el compartir con ellos nuestros puntos de vista sobre el desarrollo de la investigación y, eventualmente, algunas conclusiones preliminares.
La articulación de herramientas metodológicas provenientes de distintas disciplinas, corrientes o campos de estudio es un tema y un problema que ocupa la agenda de la investigación social, particularmente la de aquellas que se inscriben en una perspectiva cualitativa. Podemos ilustrar este desafío teórico-metodológico a partir de reflexionar sobre los modos cómo se incorporan enfoques y herramientas provenientes del campo de la lingüística y de la semiótica en el análisis sociológico.
Entre 2009 y 2012 mientras una compañía hidrocarburífera multiplicaba las perforaciones en lo que empresas y oficinas gubernamentales denominaban “área hidrocarburífera Los Robles”, un grupo indígena realizó una serie de “bloqueos” a las instalaciones del “área”. Ese espacio, ubicado en el centro de la provincia de Neuquén, era reclamado como propio por una “comunidad mapuche” que denominaba al “territorio” –que señalaba coincidía con el “área hidrocarburífera Los Robles” – y a sí misma como “Gvf Antv”.
Podemos entender el trabajo de la seguridad privada en la nocturnidad, el trabajo de los controladores (o también llamados patovicas) desde múltiples dimensiones, desde la seguridad, como una forma de policiamiento; desde lo laboral, como un empleo precario pero sin duda la dimensión temporal es una cuestión estructurante en el ámbito. “La noche” como ellxs llaman al tiempo que transcurre entre las 20 y las 6 hs, no solo se corresponde con su jornada de trabajo si no que tiene particularidades que hacen al trabajo cotidiano y que repercuten en el resto de la vida de los controladores.
La intención para estas jornadas es compartir algunas reflexiones acerca de mi trabajo de campo en el Sitio de Memoria ex D2 de Córdoba, lo que antes fuera un Centro Clandestino de Detención, espacio en el cual participo desde el año 2013. En un primer momento acompañé al área Pedagogía de la Memoria en carácter de pasante y luego investigadora (periodo 2013- 2017). Dicha área, es la encargada de llevar adelante los “recorridos” nombrados por las trabajadoras encuentros de memoria.
Esta ponencia presenta los resultados de un trabajo de campo en la localidad de Pozo del Castaño, provincia de Santiago del Estero, en un contexto de conflicto territorial. Se trata de problematizar como la relación entre memoria, historia e identidad cobra cierta particularidad y significatividad en los territorios rurales de la provincia, y al mismo tiempo, como esta articulación puede adquirir un valor instrumental al pensarse como recurso político para la defensa de los territorios.
En las prácticas extensionistas de la Universidad Nacional de Córdoba reconocemos la combinación de distintas modalidades –asistencialistas, transferencia, diálogo de saberesresultantes de las concepciones políticas de la gestión y de la valoración diferencial de los saberes académicos en relación a otros saberes, del papel de las universidades públicas y de las lógicas de articulación y relacionamiento con los territorios.
Las instituciones educativas son escenarios fértiles para las investigaciones cualitativas, donde los docentes se constituyen en actores clave, más aun cuando se asume un rol protagónico en ellos. Particularmente, la presente propuesta surge de la instancia personal docente en el abordaje del cuerpo y las corporalidades como contenidos curriculares de la asignatura Filosofía, en el campo de la formación general del Profesorado de Educación Física del Instituto de Educación Superior de Paraná.
Las ferias son espacios sociales multidimensionales, abigarrados, sobrecargados y siempre en movimiento, donde lo temporal (de corta y larga duración) cobra gran relevancia. Por ello, describirlas etnográficamente presenta una dificultad particular. Pero ferias como la Manka Fiesta (feria tradicional andina) tienen algunas complicaciones extras.
La fotografía forma parte del trabajo etnográfico desde los comienzos de este último, ya sea para dar cuenta de que “se estuvo allí”, como para ilustrar alguna afirmación o situación relatada en el texto escrito. Pero hace ya casi medio siglo que se difunden líneas de reflexión que promueven el abandono de su uso acrítico, propiciando que ella deje de ser un mero complemento cuasi anecdótico del registro etnográfico para convertirse en co-protagonista del mismo, conjuntamente con los relatos hablados y la observación.
Este trabajo forma parte de una tesina en curso para obtener el título de Licenciatura en Sociología que pretende recuperar las experiencias vividas por las familias de personas detenidas, en torno al encarcelamiento de su ser querido. Se trata de una investigación cualitativa, cuya técnica de recolección de información es a través de entrevistas semi dirigidas y observaciones. En este marco, la propuesta que aquí se presenta consiste en describir una serie de dificultades metodológicas presentadas a la hora de realizar el trabajo de campo.
Las Ciencias Sociales en general, como la investigación cualitativa en particular, han estado atravesadas en los últimos tiempos por diversos cuestionamientos tanto de orden teórico como metodológico pero, más aún, por cuestionamientos de carácter epistemológico. En ese contexto, el desafío de pensar desde la práctica de la investigación cualitativa nos invita a recorrer un camino que desde el replanteo paradigmático nos conduce a un reposicionamiento epistemológico imprescindible.
Hacer etnografía, trabajo de campo y observación participante, demanda de por sí un contacto e interlocución permanente con los grupos, comunidades y sujetos con los que los antropólogos trabajamos. Son alianzas que se establecen a lo largo del tiempo, que implican establecer relaciones de confianza, respeto y aceptación mutuas. Y que una vez que se da el rapport, se retroalimentan y tienden a perdurar.
Desde mediados de 2016 venimos desarrollando un trabajo extensionista en San Marcos Sierras, resultado de dos proyectos contiguos financiados por la Secretaria de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba. Debido a la preocupante coyuntura de los territorios que las comunidades indígenas habitan, el proyecto fue concebido en diálogo con integrantes de dos comunidades comechingonas y luego se extendió otros habitantes del pueblo.
En este simposio nos proponemos reflexionar sobre una experiencia de escritura colectiva realizada junto a jóvenes estudiantes de la Escuela de Familia Agrícola “Ñande Róga” I-36, ubicada en el Departamento de San Miguel, Corrientes (Argentina). En el 2017 -junto a los estudiantes del primer año- iniciamos un trabajo de investigación en colaboración sobre los procesos de transmisión del guaraní y el castellano al interior de sus familias.
Aquí comienza, en primera persona. Quien escribe se presenta porque se niega a empezar un trabajo sin la presentación de quién escribe, por qué escribe, desde dónde escribe y cómo fue que se fue elaborando este producto que se expondrá. Desde este lugar, una investigación es creación en estado puro de conciencia intelectual puesta en juego con una máquina que se tipea sola de unos dedos que ya escriben sin mirar. Varias correcciones y algunas cuantas versiones antes de enviar la versión final. Esto lo saben, porque a la mayoría le pasó.
Esta presentación intenta ahondar en la propuesta de revisar los presupuestos ontológicos y epistemológicos de la investigación cualitativa. Lo que pretende es mostrar cómo esos presupuestos, lejos de constituir un entramado de abstracciones que se mueven por sobre o apartados del investigador, están vigentes y se corporizan en todo el proceso de investigación, desde la pregunta a la exposición de los resultados. Si esto es así ¿Cómo podrían esos presupuestos permanecer ajenos a la validez de la investigación cualitativa?
La multiplicación de investigaciones sobre lo cercano en el marco de las trasformaciones de la disciplina antropológica, ha venido poniendo en debate en las últimas décadas la cuestión del exotismo y la alteridad en la práctica etnográfica. En este sentido, realizar trabajo de campo en una unidad de investigación científica, invita especialmente a reflexionar sobre las relaciones entre observador y observado.
En el proceso de etnografiar una escuela de cárcel, me encontré con situaciones que en el trabajo de campo se planteaban y no me resultaban desconocidas. La Unidad Penal N° 1 de varones “Juan José O'Connor” de Paraná, donde funciona la Escuela Primaria N°27 “Vicente Fidel López” era un territorio familiar para mí, desde hacía 10 años. Desde fines de 2005, soy parte de un grupo de universitarios extensionistas que iniciamos con los detenidos, diversos espacios educativos y culturales, desde la perspectiva de la comunicación comunitaria.
Nuestra contribución en este panel proviene de la articulación de experiencias muy diversas en el campo de la salud a partir del contrapunto entre las prestaciones del sistema público y la vida cotidiana de la población usuaria. En nuestra carrera como investigadoras realizamos numerosas incursiones indagando aspectos de la salud, desde las formas de instrumentar determinadas políticas, a profundizar en las prácticas de las mujeres para el cuidado de su salud y las de sus familias.
Durante el desarrollo de una investigación etnográfica para mi trabajo final de licenciatura en Antropología, pude acompañar el proceso formativo de operarios telefónicos de un Centro de Asistencia al Suicida (CAS) de la ciudad de Córdoba. Dadas algunas características de las actividades del CAS, el trabajo de campo estuvo poblado de ciertas restricciones. Así, frente a la imposibilidad de acompañar algunas de sus actividades cotidianas obtuve autorización para realizar observación participante en la formación de los aspirantes al voluntariado.